martes, 2 de octubre de 2012

"Son cuerpos, señor..."


1968 fue el año de Vietnam, de Biafra, de los asesinatos contra Martin Luther King y Robert Kennedy -después el perpetrado contra su hermano John F. Kennedy, presidente de los Estados Unidos -, de la reivindicación del pueblo negro, de los Black Panthers, de la Primavera Negra, del movimiento hippie, que llegó hasta la humilde choza ahumada en las montañas de Oaxaca de la chamana María Sabina, quien ofició la ceremonio de los hongos alucinantes. Y sin embargo, para México 1968 tiene un solo nombre: Tlatelolco, 2 de octubre.

Para los estudiantes de 1968 Ho Chi Minh, el maravilloso jefe de la República Democrática de Vietnam, era una figura tan carismática como el Che Guevara, aunque hoy esté un poco olvidado. La guerra de los Estados Unidos contra ese país asiático conoció el repudio absoluto de los estudiantes de Berkley, y a partir de 1963 las manifestaciones de protesta fueron continuas.




No sólo eran los estadounidenses los rebeldes. Los jóvenes del mundo entero alzaban la mano en el aire, algunos con puño cerrado, otros haciendo la V de la victoria. Tenían mucho que reclamarle a la sociedad. ¿Qué mundo les heredaban sus padres? ¿Qué harían al graduarse? ¿Qué les ofrecía la sociedad de consumo? ¿Deseaban ser parte de un engranaje de producción masiva?

En Europa las perspectivas de la juventud eran desoladoras. No había trabajo para los egresados de las universidades. ¿Dónde se emplearían?
Dentro de esas circunstancias de inquietud y descontento -no hay que olvidar que la guerra de Vietnam duró de 1945 a 1969 - en varios países del mundo se dio el gran rechazo al orden establecido, al status quo, a los partidos, a los gobiernos.

[...] en México el partido oficial, el PRI, la corrupción, el presidente y su gabinete, el cuerpo de granaderos, los absurdos delitos de disolución social y ataque de las vías públicas (de los qeu se acusaba a los estudiantes que cayeron presos en julio y agosto como Salvador Martínez della Rocca El Pino, dos meses antes de la masacre del 2 de octubre) fueron el detonador de la revuelta que José revueltas llamó "enloquecido movimiento de pureza".

Elena Poniatowska. En: Revista Equis, cultura y sociedad. México: septiembre, 1998.
@raknida

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